Llegando a nuestro destino (Luce)

Tras una larga caminata en la que esperé que no se cansara demasiado aunque ya desde el comienzo la pobre andaba cansada,pero ya...que no sabía que la encontraría en medio del cementerio y generalmente solía manejarme bien caminando a todos lados pero mi velocidad era muy diferente a la de los humanos, de todas maneras traté de tomar los caminos más cortos para llegar rápido y que no tuviera que caminar demasiado. Por suerte la casa no quedaba muy lejos y se encontraba un poco aislada de las demás pero dentro del pueblo ya que no quería llamar demasiado la atención viviendo muy lejos... aunque si fuera por mi lo haría ya que me gustaba bastante la soledad, pero como mi idea era camuflarme entre las personas nada mejor que vivir ahí y decir que mis padres eran personas de negocios que me había dejado como herencia esa enorme casa para que siguiera mis estudios y demás.

Abrí la puerta para que Luce entrara y luego entré yo tras ella con las maletas; encendía las luces, por suerte todo estaba siempre en orden porque no era de los que dejan todo tirado,esa era una costumbre más humana que vampírica que yo había dejado atrás hacía ya muchos años, quizá resultaba un poco obsesivo en mi pero me había acostumbrado a prácticamente no mover o tocar nada en la casa salvo lo necesario y eso...no era mucho en mi vida, no cuando uno aprende a estar por siglos entre las cosas. Luego de cerrar la perta la miré con una media sonrisa. -Bien... aquí estamos, sobre decirte que estas en tu casa, ponte cómoda y dime si necesitas algo- le dije con un poco de incomodidad recordando lo sucedido hacia un rato.

Antes de entrar en la casa Luce se detuvo y miró a un grupo de chicos que se encontraban cerca de ahí, verdaderamente si fuera por mi ni los detectaba, es que estaba acostumbrado a socializar demasiado con la gente de la zona solo en el colegio y porque debía hacerlo para pasar desapercibido entre los chicos, no me costaba pero tampoco me interesaba demasiado. Cuando ella habló la miré sin decir nada, en principio porque no sabía a qué se refería luego que el chico hiciera el gesto lo miré serio durante unos segundos, sabía que ella no era anda mio pero que muy dentro de mi me molestaba un poco eso.

-¿Igual que quién?- pregunté sin darme cuenta y más serio de lo normal, luego me di cuenta de mi reacción y aparté la vista del chico ya que tampoco quería asustarlo y entré a la casa, definitivamente esa noche no sabía que sucedía conmigo. Luego de entrar la miré porque pareció exaltada, sonreí un poco, yo vivir con alguien...no eso era imposible, me acerqué un poco para mirarla. -No... estoy completamente solo aquí...- le dije con una sonrisa, no podría vivir con alguien aunque la idea de que ella estuviera ahí me gustaba.

Una vez dentro me miró para contestar la pregunta, verdaderamente no tenía idea de con qué me saldría y esos celos extraños que sentía debían irse inmediatamente porque no solo no eran razonables sino que esas emociones humanas yo las había olvidado hacía ya mucho tiempo por ende no debía sentirme así menos con ella. Suspiré de nuevo y traté de entender cuando dijo que ese había sido el primero, antes de que continuara hablando se me cruzaron bastantes cosas por la cabeza, ¿el primero en que? si llegaba a decirme que le daba su sangre a otro vampiro aunque si también pensaba en que otro la tenía por completo me generaba la misma sensación molesta. -Ya...entiendo- fue lo único que me salió porque no tenía idea qué decirle con respeto a eso.

Pareció gustarle que viviera solo, sonreí un poco ante su reacción y le hablé. -Jamás serías una molestia para mi, soy algo solitario ya sabes eso, espero no te moleste tanto...silencio, pero puedes hacer lo que te plazca aquí y si necesitas algo no dudes en pedirlo-le dije, cualquier cosa que e hiciera falta solo bastaba con pedírmelo y lo tendría, sobre todo ella y a mi me tocaba adaptarme a vivir con alguien aunque sentía que sería algo bueno. -Me alegro que te guste la casa, no paso mucho tiempo dentro pero intento que todo esté...organizado- le dije con una sonrisa y esperé a ver qué haría si ya quería dormir o algo.

Su siguiente comentario me hizo mirarla sin decir nada durante unos minutos, que no sabía que me diría algo así, ella era muy directa, bueno tengo que admitir que eso por un lado me dejaba tranquilo ya que el solo pensar en que otros hombres...no mejor era no pensarlo a demás que ella tenía la total libertad para hacer lo que quisiera, era lo que yo había querido cuando la dejé, que tuviese una vida normal, que pasara por todas las experiencias que una chica corriente pasaría debía dejar de pensar en tonterías. Sonreí un poco con eso y la miré con una expresión más tranquila que antes y me dispuse a actuar de manera normal. -No he pensado nada malo de ti, a demás Luce... es normal que pases por todo eso, chicos, novios y demás... y no me molesta que seas tan directa, lamento si me muestro un poco sorprendido- dije .

Su siguiente reacción me hizo quedarme mirándola sorprendido, la miré a los ojos y luego bajé la vista a sus labios cuando habló y luego al piso para controlarme mejor, es que era difícil luego de lo que había sucedido en el cementerio. Me moví un poco y subí las escaleras llevándola a su habitación, una de las tantas que tenía la casa pero procuré que fuera la más bonita porque no dejaría que durmiera en cualquier lugar. Abrí la puerta y le hice seña ara que entrara. -Bueno... aquí es, espero te guste de no ser así puedes arreglarla a tu gusto mañana o... eso, si necesitas algo estaré en la habitación del fondo, ¿si?- le dije

Me contó sobre ese chico y no pude evitar sentir rabia, si hubiese estado ahí de seguro le hubiera torcido el cuello, claro que ese tipo de pensamientos solo me salían porque no podía soportar pensar en que alguien le hiciera daño era como que tocaran lo que más quería y de seguro la defendería de todo aunque por lo visto ella sabía hacerlo muy bien, de todas formas no quería pensar en esa escena prefería no hacerlo y menos mal que en todos esos años había aprendido a controlar mis emociones y demás porque de lo contrario mi expresión hubiese sido de rabia y no solo de seriedad. -Bueno, debo decir que me alegra que sepas defenderte en esos casos y cada vez que alguien intente hacerte daño y si se trata de un vampiro no te preocupes que yo me encargaré- fue lo único que dije porque no quería irme de palabras tampoco.

Deje que se pusiera cómoda y demás cosas y salí de la habitación, antes de irme a la mía me dirigí a mirar loa alrededores para asegurarme de que todo estuviese en orden y que ningún vampiro nos hubiese seguido tampoco y que ella no corriera peligro de ningún tipo. Volví a subir para ya irme a mi habitación cuando la encontré en el pasillo y con una toalla...la que se le cayó, la miré de arriba a abajo sin darme cuenta o quizá dándome cuenta no lo se! y tampoco me importaba demasiado, luego reaccioné y bajé la mirada rápidamente para que se tapara. -Lo siento...- dije estúpidamente porque tampoco había hecho nada pero que ya no sabía ni dónde meterme.

-¿Entrenar? claro que si podemos hacerlo aunque será un poco extraño, jamás creí que podrías andar peleando contra vampiros por ahí pero también se que es necesario que sepas defenderte-le dije con una sonrisa, si ella ya sabía pelear sería bueno que practicara solo por si acaso es que ahora que viviría conmigo podían acercarse más seres indeseables así que era buena idea que estuviera preparada para lo que fuera.

Tras ese episodio extraño e incómodo se retiró a su habitación y yo a la mía; caminé un poco por el lugar es que no tenía mucho sueño y a demás que tampoco necesitaba dormir, así que me paré junto al gran ventanal durante un rato y miré cómo se acercaba una tormenta, me gustaban esas noches quizá más que las despejadas, pero no era raro para mi que también me gustaba la tranquilidad de los cementerios. Me recosté en la cama a leer un libro de los tantos que tenía cuando escuché la puerta y luego ella entró, sonreí de lado. -Claro que se puede, ¿no puedes dormir?- pregunté aunque no creía que le siguieran dando miedo las tormentas;le hice seña para que se acercara a mi lado.

Sonreí de medio lado, seguro tenía la fuerza suficiente para poder al menos defenderse aunque de todas maneras no me gustaba pensarla peleando con un vampiro seguía creyendo que eso podía ser demasiado peligroso para una chica humana y a demás que muchos vampiros tenía otro tipo de habilidades que podía llegar a dañarla pero dentro de los límites trataría de ayudarla a entrenar y quizá le enseñaría alguna otra cosa para que supiera defenderse mejor, siendo un vampiro conocía mejor los puntos débiles de los mismos y esa era una ventaja en la cuestión. -De acuerdo, trataré de no hacerte enfadar entonces- comenté medio en broma.

Me recordó de nuevo a la niña dulce y pequeña que le temía a las tormentas y sonreí pero no burlándome de ella sino porque me trajo recuerdos lindos, se subió a la cama tras un trueno y tomó mi brazo, la miré con la misma expresión que podría haberle mirado años atrás, para que supiera que estaba segura y que nada le pasaría. -Puedes quedarte y no sabía que seguías temiendole a las tormentas- le dije con una media sonrisa y tras eso se metió debajo de las sábanas, así que dejé mi libro y lo rodeé con mis brazos aunque ya no abrazaba a una niña pequeña pero traté de pensar que era así y que solo la estaba conteniendo para que no tuviese más miedo. -¿Te sientes más segura aquí?-

Era agradable volver a recordar viejos momentos en los cuales ella era una niña asustadiza que buscaba protección de las tormentas en mis brazos, aunque ahora era diferente podía decir que también me agradaba, el hecho de que ella hubiese vuelto a vivir conmigo era algo inesperado pero fabuloso, algo que me había vuelto a traer esas sensaciones que creí perdidas, un vampiro solía ser bastante solitario, pero con una humana a su lado las cosas cambiaban mucho y quizá era para bien, tal vez no era tan malo que mi vida se tornara mas acompañada, debía admitir que a veces me sentía algo solo.

Sonreí. -Entiendo, no es lo mismo una tormenta de día que una de noche, pero dime... películas de miedo, ¿y yo que soy vampiro no te provoco miedo?- le pregunté aunque era una tontería, prácticamente había crecido sabiendo de la existencia de nosotros así que no tenía por que temerme pero se me había ocurrido de todas maneras preguntarle.

Pasó su mano por mi rostro y luego de su pregunta sonreí, me gustaba sentir su piel, era suave y cálida en contraste con la mía... la combinación perfecta. -¿Afeitarnos? no... piénsalo de esta manera, es como si nos hubiésemos quedado estancados en el tiempo, no crecemos, no cambiamos, solo... estamos así eternamente, quizá es más sencillo... no tengo que afeitarme- dije en broma. Tomó mi man y la miré, la cercanía entre nosotros no era buena, temía no recordar como controlarme; claro que sentía el calor de su piel sobre todo porque la mía era fría. -Es agradable...- dije casi en un susurro.

Me reí, tenía razón yo no podía darle miedo a ella pero era mejor así, ya que era una de las pocas personas a las que no me interesaba provocarle miedo sino al contrario, quería que se sintiera segura conmigo y protegida porque ese siempre había sido mi cometido y a pesar de que ahora ella supiera defenderse seguiría cuidándola igual que cuando solo era una niña...quizá ahora más ya que el peligro no era únicamente los vampiros sino también los humanos con hormonas alborotadas. Sabía que ese tipo de pensamiento no debería estar en mi mente pero no podía evitarlo, de todas maneras no lo diría, tenía que comenzar a controlar mis palabras desde ahora.

-Me haces sentir como un monstruo de esas películas para niños.... o de las malas películas, ¿ni un poco de miedo doy?- le dije riendo y en broma, no me importaba si me veía como un osito de peluche, así quería que fuera con ella porque nada más lejos estaba de darle miedo, claro que no pasaría lo mismo si alguien la dañaba, ahí me olvidaría de ser tan tranquilo y haría lo que fuese necesario.
Me rodeó con sus brazos e hice lo mismo, tampoco estaba mal abrazarla, no le estaba haciendo nada malo, claro que la calidez de su piel era muy agradable y que estuviera ahí en ese momento también. Sonreí con su pregunta. -Siempre uso la misma si, ¿te agrada?- le pregunté, claro que no usaba colonia, otra de las características de los vampiros era su aroma, pero era gracioso que ella me lo preguntara aunque lo sabía.

La miré haciéndome el ofendido ante lo que me había dicho, de todas maneras no me molestaba escucharla, me hacía gracia lo que decía y hacía mucho tiempo que no pasaba la noche hablando con alguien, mis noches eran algo diferentes, muy pocas veces las pasaba dentro de la casa, prefería la oscuridad, las calles dela ciudad, quizá alguna mujer pero nada importante ni significativo en mi vida, siempre era la misma rutina y no me cansaba de ella pero de vez en cuando era bueno cambiar un poco y si se trataba de Luce nada podía ser malo

-Espero que lo de chico de película adolescente sea un alago ¿o es algo malo?- pregunté riendo. -Bueno, me estás haciendo sentir como Barney el dinosaurio nose si reírme o preocuparme por ser un mal vampiro, sería la idea asustar a las personas y no provocarles ternura...aunque a ti no quiero asustarte sino todo lo contrario- continué con una sonrisa.

Sonreí al escucharla a mi también me traía recuerdos de cuando me abrazaba, esos momentos que llevaré en mi mente por siempre, como cuando tuve que dejarla e irme que fue lo más difícil que había hecho en mi vida pero todo por su bien. De pronto se apartó de mi de una manera rara y la miré sin entender, quizá le molestaba que yo la abrazara o quizá pensaba que estaba buscando algo más... no quería que se sintiera incómoda. -¿Estás bien, qué sucede Luce?- le pregunté preocupado acercándome de nuevo a ella y luego alejándome por si no quería que estuviese cerca.

-Pero agrégale que no soy una chico común y corriente sino un vampiro Luce, y eso complicaría más las cosas y dejaría del ser el sueño de toda adolescente ¿no crees?- le pregunté siguiendo con el tono bromista, después de todo era lo que estábamos haciendo hacía rato. Tras su pregunta pensé durante unos segundos, no era miedo lo que quería que ella sintiera claro que dicho así tampoco había sondado del todo bien, así que sonreí y la miré. -Nada malo, solo quiero que te sientas segura y bien a mi lado como antes- le respondí.

Al alejarse no dejé de mirarla, es que me preocupaba que estuviera así, no sabía si era yo el que había hecho algo malo o se había puesto incómoda por algo, o qué sucedía y eso me generaba ansiedad a mi, quizá estaba desacostumbrado a estar con humanos de esa manera, porque con ella tenía una relación más apegada de lo que jamás podría tener con otro humano, tal vez por eso las cosas me preocupaban más a su lado.

No esperaba que me dijera lo que dijo a continuación, la quedé mirando sin decir palabra menos mal que los vampiros podíamos controlar nuestra mente, 300 años de todo y aún no salía del asombro. No sabía tampoco qué decirle, abrí la boca para hablar pero no me salió nada; tenía que tranquilizarme y pensar con claridad, ella era hermosa no habían dudas de eso, quizá antes no la veía como mujer porque solo era una niña pero ahora las cosas habían cambiado un poco y aunque fuera raro debía aceptar que me atraía, a demás de todo lo que la quería. -Yo... no esperaba que me dijeras eso... tú eres hermosa no voy a negarlo pero hoy ha sido una noche muy extraña Luce ni siquiera sé qué decirte, no es malo.... sino que he sentido cosas que ni siquiera esperés entir contigo- confesé.

La miré sorprendido cuando dijo que le daban asco los vampiros, menos mal que luego aclaró porque ya había empezado a asustarme, si bien sabía que los seres crueles le podían dar asco hasta a un vampiro mismo, habían otros que fácilmente pasaban desapercibidos pero creo que eso se debía a la capacidad o no de adecuarse a la sociedad, si uno quería podía aprender o mas bien recordar las cosas de los humanos y acostumbrarse a ellos aunque claro que la sed de sangre no podía dejarse pasar.

-Entiendo, creo que esos hasta a mi me dan asco, es que con todo esto de la época moderna las películas muestran a los vampiros como no son de verdad... y me siento un viejo hablando así- dije riendo aunque era la verdad, aunque mi estética fuera diferente tenía 300 años y eso no podía cambiarlo. Pero tenía sus muchas ventajas, y tampoco habían dudas de que me gustaba mi naturaleza y la disfrutaba mucho.

La escuché hablar, de verdad no podía creer lo que me estaba diciendo, no me hubiese imaginado que le pasaba eso conmigo, creí que me veía como un hermano mayor pero al parecer no era así y en cierto sentido eso me gustaba, no tendría que estar pensando así, ella debía seguir siendo una niña yo no podía verla así...o podía... estaba un poco confundido, así que luego de que terminó de hablar la miré y le dije la verdad. -Mira... a mi me gustas mucho Luce, eres lo más importante que hay en mi vida pero...tengo miedo, nose qué podría pasar... no quiero hacerte daño de ninguna manera- le confesé.

-Tu conocimiento sobre el mundo que no debería existir para ti es bastante amplio...- comenté riendo, era bueno que estuviese informada sobre todo pero por otro lado me hubiese gustado también que su vida fuera más normal, quizá había sido el destino el hecho de que ella llegara a mi la primera vez cuando la protegía y ahora de nuevo, no lo sabía pero no era malo para mi. -Bueno, trato de conservarme- dije en broma a mis años de existencia.

A pesar de que ella no viera el peligro yo sabía que podía existir y no solo en el hecho de que yo debería controlarme más estando a su lado sino que en el mundo tenía muchos enemigos, y una cosa era viajar solo y permanecer siempre en soledad que sabía que solo me atacaban a mi y otra muy diferente era sis e enteraban de que una humana estaba conmigo y de que la protegería de todo, era lo que más temía, no quería complicar más su vida. No dije palabra cuando me beso y le respodí dela misma manera, claro que con sus besos podía olvidar un rato todas esas preocupaciones que me habían surgido.

Se recostó en la cama y yo sobre ella, sonreí. -Yo también podría acostumbrarme- le dije y luego la escuché con un poco de asombro, digo, no pensé que fuera a decirme las cosas así tan directas, tampoco tenía intenciones de hacer todo en una noche, era verdad que lo había pensado pero con ella todo era diferente no era como cualquier otra mujer, y le debía no solo mi respeto sino mi paciencia, cuidado y demás. Pasé mi mano por su mejilla. -Puedo esperarte toda la vida, a demás... - le dije para dejarla tranquila y la besé.